Ambulancias con sirenas, el autobusero que conduce por automatismo mientras masca chicle y mira el reloj en su muñeca, la mujer que habla sola camino del mercado, la pareja de estudiantes que se estudian a sí mismos con cierto nerviosismo y sonrisa cómplice, el conductor que aprovecha la parada del semáforo para compadecerse de su monótona existencia...
Me impresiona y me intriga el pasar de la gente y a veces juego a adivinar cómo es su vida. No sabría establecer la proporción de miradas tristes y ojos vivos, de caminares con prisa por llegar quién sabe dónde y andares de caracol que dejan entender que no hay quien les espere en ningún sitio... Siempre se me dio bien descifrar la vida a través del movimiento.
De repente, un juego de luces traicionero hace reflejo en el cristal y me aparezco, sentada, abstraída, investigando; preguntándome qué busco, qué espero que me devuelva esta ventana desde la que me asomo al mundo a ratos.
Y aunque nunca me sorprende lo que veo, los ojos que contemplo son los únicos que se protegen y me esconden historias que no logro descifrar... ni sé si quiero...
4 comentarios:
Precioso texto. A mí me gustan también las cristaleras para hacer fotos a través de ellas y captar lo que tú describes tan bien. Si están limpias salen imágenes nítidas. Si están sucias, salen imágenes con sabor.
A ti las fotos te salen con sabor siempre, artista! Muak!
Precioso, amiga! El final, genial! :)
Tú sí que eres genial! :D
Publicar un comentario