Quemando la angustia al ver la arena corriendo en los relojes y no saber atraparla con las manos.
Con las manos ciegas, atando cabos sueltos sin éxito aparente, ni resolutivo, al menos.
Menos de algunas cosas y más de algunas otras (que ni tú ni yo entendemos de medidas).
Medidas drásticas, remedios improvisados a males antiguos, aún latentes.
Latiendo tú, bajo mi cabeza revuelta, que escucha tambores de guerra sin violines.
Sin violines esta vez, sólo lenguas de trapo silenciando las miradas de siempre.
4 comentarios:
¡¡¡Qué triste y qué real!!!.
...
me ha encantado...!
y con ganitas de tu presentación ;)
Gracias linda, espero veros allí, besazo!
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