Tú.
Tú y esas ramas,
y tú, también,
Tú sobre todo.
Tú y esos lugares que devoro con los ojos
donde cada rincón cuenta una historia,
y también tú.
Tú y un cactus acertado
que vive ajeno a lo nuestro, a la intemperie,
y que va a sobrevivirnos a los dos.
Tú. Y una nana, también,
y un hombre negro.
Tú y cien portales vacíos
que ya no esperan a nadie,
y una bola del mundo de un “Todo a un euro”
que da vueltas,
y tú,
que estás parado.
Bukowski y tú.
Y el secreto de la pasta,
y la mariposa que escapó
y el búfalo que fue a buscarla,
y tú, también.
Tú y un árbol seco al fondo.
Pero en primer plano, tú.
Tú sobre todo.
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