que hoy amanece un cielo diferente,
totalmente despejado, sin una nube.
Hoy, amor, más que ningún día,
la Tierra está suspendida y no se mueve,
la Tierra está suspendida y no se mueve,
como la sábana del otro lado de la cama
que permanece yerma,
deshabitada,
quieta,
esperando contrariada y servicial
que vuelvas para abrigarte
y ver cómo me abrigas,
y me columpias,
y haces que me quieres.
Quiero contarte sin dramas
que te extraño,
cuánto extraño tus migajas,
el espejo en tus ojos,
la feliz sonrisa,
el roce de tu oreja
con mi brazo
en el abrazo mudo,
demoledor,
en el abrazo mudo,
demoledor,
tu mano en mi barbilla,
la mirada colmada,
las moléculas chocando alrededor,
las moléculas chocando alrededor,
los bailes prohibidos,
el eco eterno de las carcajadas,
saber que estás,
saber que estás,
barrer el suelo con tu cuerpo
y con mi cuerpo
juntos,
dormir contigo.
dormir contigo.
El dolor de quererte extraño,
amor.
Y herida de rodillas,
de la mano de nadie,
ahora que ya no empujas mi columpio
y no tengo miedo
porque la Tierra se ha solidarizado conmigo
y hoy no gira,
entiendo que es inútil
extrañarte,
pensarte,
pensarte,
olvidarte,
soñarte,
recordarte,
amarte,
odiarte,
escribirte, siquiera,
sin dramas de por medio.
Lo siento.
No me sale.
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