Hay silencios decorados con miradas villanas, ardientes, y silencios que callan orgullosos.
Hay silencios vacíos de nada y silencios llenos de nada, de "nosotros", de gente extraña.
Hay silencios que aguardan sin prisa durmiendo en baúles cerrados, y silencios que corren y se estiran hasta que rompen.
Hay silencios transparentes y silencios pintados de colores, chillones siempre.
Hay silencios que se escurren, goteando por los vasos de una mesa de "a dos" donde se cierran los ojos y los labios. Nada que decirse. Nada.
Hay silencios que retumban, silencios de metal que habitan en casas que no consiguen aprender a ser hogares.
Algunos silencios calman y otros desesperan.
Hay silencios que conectan y encadenan y otros que alejan y se pierden en despedidas rancias, tristes, amarillas.
Hay silencios que pesan y otros livianos.
Hay silencios caros, muy caros, de los que uno apenas puede permitirse.
Hay silencios blanditos y otros duros como piedras.
Hay silencios sublimes, perfectos, imposibles.
Hay silencios con eco, económicos, rentables: ahorrar o invertir siempre antes que perder.
Hay silencios silenciosos,
y el eco repite "sos", "s.o.s.", pero no siempre,
porque hay silencios que piden a gritos que se les salve...
y otros simplemente prefieren suicidarse... sin hacer ruido.
Hay silencios que aguardan sin prisa durmiendo en baúles cerrados, y silencios que corren y se estiran hasta que rompen.
Hay silencios transparentes y silencios pintados de colores, chillones siempre.
Hay silencios que se escurren, goteando por los vasos de una mesa de "a dos" donde se cierran los ojos y los labios. Nada que decirse. Nada.
Hay silencios que retumban, silencios de metal que habitan en casas que no consiguen aprender a ser hogares.
Algunos silencios calman y otros desesperan.
Hay silencios que conectan y encadenan y otros que alejan y se pierden en despedidas rancias, tristes, amarillas.
Hay silencios que pesan y otros livianos.
Hay silencios caros, muy caros, de los que uno apenas puede permitirse.
Hay silencios blanditos y otros duros como piedras.
Hay silencios sublimes, perfectos, imposibles.
Hay silencios con eco, económicos, rentables: ahorrar o invertir siempre antes que perder.
Hay silencios silenciosos,
y el eco repite "sos", "s.o.s.", pero no siempre,
porque hay silencios que piden a gritos que se les salve...
y otros simplemente prefieren suicidarse... sin hacer ruido.
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