Métrica libre (o asalvajada, según se mire).

Y amor. Y dolor también.
Y soledad.
Y la luna, cada noche, plantada en mi cabeza.



jueves, 3 de noviembre de 2011

El sexto sentido

Hubo un tiempo en el que disfrutabas de cuidarme
y mi sonrisa te procuraba paz
(esa clase de paz que hace mucho ruido,
porque lo mueve todo por dentro
y descoloca),
y me mirabas…

como se mira a un ejemplar de una especie ya extinguida
que de repente aparece en tu salón
y se acomoda en el sofá como si nada.

Hubo un tiempo en que tus manos
eran lo contrario al silencio,
y tu boca aprendió en la mía
cómo se besa un imposible.

Yo nunca me sentí más en casa que en tu abrazo
aunque estábamos siempre en tierra de nadie
como dos forajidos huyendo a toda prisa
a pesar de no haber hecho nada malo.

Tus ojos siempre ganaron la partida,
y a mí me tocaba hacer de digna perdedora y recompensarte,
dejando que me quitaras la ropa
como nadie supo hacerlo nunca más.

Hubo un tiempo (media estación, para ser exactos)
en que compartimos un vagón sin dirección
pero con mucho sentido. En total cinco.
El sexto no llegó a aparecer nunca.

Debe andar buscando en el baúl de los finales
uno que esté a la altura de nuestro orgullo
y por eso tarda.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡Me encanta!!!, no hay me gusta, pero me parece un reflejo tan bueno de una pasion con final en ......Besos eres muy grande!!!!

Sonia Bartolomé dijo...

:D Pues me encanta que te encante! Es una de mis piezas favoritas de "Sintigo".
Si quieres darle a "me gusta" puedes buscar la página de Jirones en Facebook. ;)
Muchas gracias y un abrazo!

Liedchen dijo...

ese final q no acaba es genisl. Un besazo, Chuchi!!!

carmen.-

Sonia Bartolomé dijo...

Tú sí que eres genial... y preciosa... ;) Besazo Chuchi!!