no te hago falta yo.
Nos confundimos.
Yo a ti con un reloj parado
y tú a mí con un recreo sin timbre.
Me confundí yo, y de qué manera,
creyendo ver lazos y papel celofán rodeando tus brazos
mientras me acariciaban las piernas,
o escuchando mi vello estremecerse
de una manera inusual,
distinta.
Nos confundimos.
Sobre todo yo, que quise ver
una mirada cómplice en lo que sólo era
una sonrisa gamberra (también genial),
y en un par de “nos”, otra cosa bien distinta
al “tú” y “yo” que nos define o definía.
Me confundí yo, (de qué manera),
y tú no menos, te confundiste conmigo
y te confundes.
(Aun leyendo esto es fácil
que lo yerres).
Y aun así, te debo un “gracias”.
Pero la culpa es mía,
como la última palabra.
Para lo que tú me quieres,
yo… no te hago falta.
creyendo ver lazos y papel celofán rodeando tus brazos
mientras me acariciaban las piernas,
o escuchando mi vello estremecerse
de una manera inusual,
distinta.
Nos confundimos.
Sobre todo yo, que quise ver
una mirada cómplice en lo que sólo era
una sonrisa gamberra (también genial),
y en un par de “nos”, otra cosa bien distinta
al “tú” y “yo” que nos define o definía.
Me confundí yo, (de qué manera),
y tú no menos, te confundiste conmigo
y te confundes.
(Aun leyendo esto es fácil
que lo yerres).
Y aun así, te debo un “gracias”.
Pero la culpa es mía,
como la última palabra.
Para lo que tú me quieres,
yo… no te hago falta.
3 comentarios:
"Y aun leyendo esto es fácil que lo yerres..."
Y cuanto mas yerras, mas te involucras y terminas amando en el error, pero amando.........
Touché... :)
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