Me he perdido entre escaleras por tu culpa.
Como en un cuadro de Escher.
¿Estoy subiendo? ¿Bajando?
Me resulta imposible quedarme quieta,
no buscarte sin tregua con la mirada
para preguntarte “¿y ahora qué?”.
Con cada escalón avanzo
(nunca camino hacia atrás,
de lado menos)
pero ni un cartel me avisa
de si me acerco o me alejo,
ni de hacia dónde voy
ni hacia dónde debería.
Mi mirada se acostumbra a no encontrarte,
pero si me quedo quieta me mareo.
Por tu culpa,
yo me quedo a vivir entre escalones,
perdida
en estas escaleras imposibles.
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