Hoy he soñado que bailaba contigo
un paso a dos,
así,
sólo medianamente coordinados,
improvisando al compás de unos acordes
sin ritmo
que ni siquiera escuchamos.
Me mirabas a los ojos,
así,
como me miras tú sólo,
con apenas una palabra en los labios:
“¿Bailamos?”,
con esa fingida seguridad tan entrañable
con la que me tratas siempre.
Y yo, sin dudarlo, bailo contigo.
Bailamos.
“¿Bailamos?”, me preguntabas,
así,
con el brazo extendido, palma arriba.
No te quedó más remedio que contar conmigo.
Porque para bailar
así,
de esa manera,
con alas en los pies
(como yo bailo),
mirándonos fijamente,
sin hablar…
me necesitas.
Hoy he soñado que bailaba contigo
un paso a dos,
y he despertado
con un par de alas rotas en los pies.
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